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¡Pon una canción que te recuerde a tu casa!
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Llama a mamá. Si es al teléfono fijo, mejor. Eso despierta la nostalgia. No olvides decirle “Mami”, o de la forma más cariñosa posible.
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Pregúntale cómo es que ella hacía el Chocolate Luker. Escucha atentamente todas las instrucciones. Toma apuntes si es necesario.
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Prepara un Chocolate Luker siguiendo al pié de la letra las instrucciones de mamá.
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Busca una taza especial. Muy buenas opciones son las tazas amarillas de Luker, o la que te llevaste de tu casa el día en que te fuiste a vivir solo. O la más viejita que tengas.
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Sirve en la taza el Chocolate Luker lo más caliente y espumoso que puedas.
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Toma la taza con las dos manos. Da un buen sorbo.